EL presidente de Estados Unidos, Donald Trump, tiene previsto anunciar mañana oficialmente en Florida, un estado clave, su candidatura a la reelección en las elecciones de noviembre del 2020.
Pese a que un 52% de estadounidenses desaprueban su gestión, esa impopularidad no sólo no le preocupa sino que supone para él un reto. Por otra parte, resulta evidente que el presidente se está beneficiando del buen estado de la economía del país, aunque hay señales de que podría repetirse la desaceleración anterior a los comicios del 2016. Pero a día de hoy sus logros económicos parecen su mejor aval electoral, pues ha logrado casi el pleno empleo, no hay presiones inflacionarias y el brutal déficit que ha creado al bajar impuestos y aumentar el gasto será un problema para su sucesor, no para él. Además, Donald Trump ha conseguido el control interno total del Partido Republicano.
En política exterior su apuesta por el unilateralismo y el aislacionismo, que le ha llevado a pelearse y a descalificar incluso a sus socios y aliados, combinada con la lucha contra la inmigración y las guerras comerciales con Europa y China, es improbable que vaya a cambiar. Políticas que no le han ido tan mal a tenor de la respuesta de su base electoral. Todos los que le votaron en el 2016 tienen motivos para seguir haciéndolo. Trump no les ha decepcionado y tiene otras bazas a su favor, como el controvertido informe Mueller que no ha recomendado su procesamiento y le ha permitido repetir hasta la saciedad que si no hay colusión no hay obstrucción (a la justicia).
Pero el poder también pasa factura y su triunfo hace cuatro años en algunos estados fue tan ajustado que no puede permitirse errores. En su contra siguen jugando su carácter, sus salidas de tono y sus descalificaciones hacia adversarios políticos y medios de comunicación. El problema es el personaje. Ya no es un outsider pero sin duda no es un político en el sentido clásico. Ocupar la Casa Blanca le permite mantener la iniciativa política y captar la atención de la opinión pública americana, lo que le sitúa en una mejor posición aunque las encuestas lo colocan por detrás de sus principales rivales demócratas de entre los 23 candidatos que se han postulado hasta ahora para la nominación, con Joe Biden y Bernie Sanders como los mejor situados de entrada.
En la historia de EE.UU., veintiún presidentes han conseguido la reelección y diez han fracasado en el intento, el último Bush padre. A un año y medio de las elecciones la pregunta es si la bonanza económica actual será suficiente argumento para avalar la reelección de Donald Trump o si podrá más el rechazo que genera su figura.
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