Trump’s tariffs on Spanish agri-food products seek to weaken Europe’s negotiating position
The trade war initiated by Donald Trump in response to China has reached Europe via the agri-food industry. For Spanish agricultural products, namely cheese, olive oil, ham, oranges and olives, the decision taken by the World Trade Organization to support the implementation of tariffs on European products (as supposed compensation for the public subsidies given to Airbus) means a considerable loss of the American market. Exporters calculate they will lose around 12% of U.S. sales of the products cited above.
As it has been said many times, the answer has to be European. Trump’s imposition of import tariffs looks to inflict disproportionate punishment, since U.S. producers are not competing directly with Spain, and tariffs will contribute toward weakening Europe’s position in other important negotiations. The problem is that Europe cannot respond to Washington’s unjustified decisions by escalating retaliation. Negotiators in Brussels and Europe should be aware that when the Trump administration strikes the commercial sector, this is often accompanied by efforts to disrupt uniform action by EU States. There have been suggestions that tariffs could be forgiven with respect to some countries or deferred with respect to others within same economic zone. This has happened with Spain, which already pays a 25% import tax on the products affected, and in Italy, which is being courted by possible revisions to the list of products subject to the tariffs.
The question remains the same as it was in 2018: Does the European Union have an economic and diplomatic strategy in response to U.S. protectionism? It would appear not. The next question is whether the eurozone can agree on a single response, one which has the support of all member countries. The probable answer continues to be no. But national responses are not enough. It’s possible that increasing exports with higher added value would be an excellent strategy for Spain’s foreign trade; but it’s unrealistic to suppose that this goal can be realized over the next few years.
There is also opportunity to counterattack. The WTO still has to rule on the aid supplied to Boeing by Washington. So, if the WTO authorizes tariff compensation for those subsidies, that will be the moment to propose a general truce which would mean the end of U.S. commercial aggression toward the eurozone. Trump’s rhetoric casting Brussels’ negotiations as unfair is nothing more than a crude excuse to gain economic advantage from a “like it or lump it” commercial situation.
Proteccionismo: Un daño absurdo
Los aranceles de Trump a los productos agroalimentarios españoles buscan debilitar la posición negciadora europea
La guerra comercial iniciada por Donald Trump para responder a China ha alcanzado a Europa en la línea de flotación agroalimentaria. Para los productos agrícolas españoles, concretamente el queso, el aceite de oliva, el jamón, las naranjas y las aceitunas, la decisión de la Organización Mundial de Comercio de respaldar la aplicación de aranceles a productos europeos (una supuesta compensación por las ayudas públicas dadas al consorcio Airbus) significa una pérdida considerable de mercado americano. Los exportadores calculan que perderán en torno al 12% de las ventas de los productos citados a Estados Unidos.
La respuesta tiene que ser europea, como se ha repetido con frecuencia. La imposición de aranceles por parte de Trump busca infligir un castigo desproporcionado, puesto que los productores estadounidenses no son competidores de los españoles, que contribuya después a la debilidad europea en otras negociaciones de fondo. El problema es que Europa no puede responder a las decisiones gratuitas de Washington con una escalada de represalias. Bruselas y los negociadores europeos deberían ser conscientes de que los golpes de mano comerciales de la Administración de Trump van acompañados frecuentemente con señuelos para romper la unidad de acción de los Estados. Se sugiere que las tasas que se aplican a unos países pueden ser perdonadas o aplazadas en el caso de otros de la misma zona económica. Esto ha pasado con España, que ya paga el 25% de arancel por sus productos afectados, e Italia, a quien se lo engatusa con posibles revisiones de la lista de los productos gravados.
La cuestión sigue siendo la misma que en 2018: ¿tiene la Unión Europea una estrategia, económica y diplomática, para responder al proteccionismo estadounidense? En apariencia, la respuesta es negativa. La pregunta siguiente es si la eurozona puede pactar una respuesta única de ese tipo, contando con el apoyo de todos los países miembros. La contestación probable sigue siendo “no”. Pero las respuestas nacionales no son suficientes. Es posible que sea una excelente estrategia para el comercio exterior español aumentar las exportaciones con más valor añadido; pero no es realista suponer que este propósito se va a conseguir durante los próximos años.
Existe una oportunidad de contraataque. La OMC tiene que pronunciarse sobre las ayudas de Washington a Boeing. Pues bien, si la Organización avala la compensación arancelaria por tales ayudas, sería el momento de proponer un armisticio general que implique el fin de las agresiones comerciales estadounidenses a la eurozona. La retórica del negociador “injusto” esgrimida por Trump contra Bruselas no es más que una coartada grosera para obtener ventajas económicas de un trágala comercial.
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