An Unhealthy Rivalry

<--

Rivalidad malsana

Washington y Pekin no pueden trasladar su choque a la lucha contra la pandemia

El mundo se enfrenta, con la expansión de la Covid-19, a una emergencia global sin precedentes y lo último que necesita es que sus dos potencias económicas más importantes —que ya rivalizan en el campo militar— se enzarcen en una carrera de gestos hostiles y rupturas de puentes de comunicación. Todo esto enrarece, y hasta podría llegar a poner en riesgo, el imprescindible consenso internacional para vencer a la pandemia.

Los últimos dos años de guerra comercial entre Pekín y Washington no pueden justificar actos como la revocación por orden gubernamental de credenciales a periodistas de reputados medios estadounidenses que trabajan en China ni la machacona cantinela empleada por Donald Trump para insistir en llamar “virus chino” al desencadenante de la pandemia a sabiendas de que es injusto y de la irritación que ello provoca en el Gobierno de Pekín. Más peligrosa resulta la decisión del Departamento de Estado de EE UU de reducir drásticamente la presencia diplomática en China cuando este canal es vital para mantener una comunicación eficaz entre los dos Gobiernos. Si en circunstancias normales la labor de la diplomacia es importante, en esta situación resulta de extraordinaria relevancia. Tampoco ayuda la soterrada guerra de desinformación sobre el origen del virus en una época donde, desgraciadamente, las noticias falsas se extienden a mayor velocidad que la propia enfermedad.

Mientras sociedades de todo el mundo están dando un histórico ejemplo de responsabilidad y sacrificio, poniendo por encima de cualquier interés particular la lucha contra la expansión del coronavirus, los Gobiernos de EE UU y China parecen estar exacerbando una rivalidad malsana, trasladándola a aspectos tan vitales como la búsqueda de una vacuna efectiva.

De las guerras siempre emergen potencias ganadoras, pero en esta ocasión lo fundamental es la victoria en sí misma. Y, les guste o no a sus Gobiernos, China y EE UU ahora están en el mismo campo.

About this publication