La influencia de los Estados Unidos en lo que ocurra en el mundo y en particular en nuestra región sigue siendo muy grande aún con el crecimiento en tamaño e influencia que viene adquiriendo China. Por eso lo que haga o deje de hacer nuestro vecino del norte debe ser siempre objeto de nuestro interés.
Infortunadamente, no son muy alentadores las señales que viene mandando en los últimos años. La imprevisión que mostraron con la aparición de la pandemia ha sido tremenda. No solo por las incomprensibles e irresponsables actitudes de muchos de sus dirigentes rechazando las vacunas y las medidas de cuidado y recomendaciones de los expertos, sino porque cuando esta empezó no tenían ni los elementos ni los planes para enfrentarla de manera efectiva, a pesar de que contaban con toda la información necesaria.
Por internet circularon ampliamente no solo las intervenciones de Bill Gates en 2015 alertando sobre los riesgos que existían sino algunas del propio presidente Bush en la misma dirección.
Ahora vemos con preocupación la incapacidad de sus organismos de inteligencia y de planeación y ejecución para anticipar el desastre que se les venía en la retirada de Afganistán. Era indiscutible que después de veinte años tenían que salir de allí y esto era algo que se venía discutiendo desde hace varios años y las decisiones para retirarse no eran secreto para nadie.
Lo mínimo que se hubiera esperado es que con la capacidad que en otras ocasiones han demostrado, hubieran planeado desde todos los ángulos muy bien este proceso que suponía, lógicamente, un buen trabajo de inteligencia para evaluar la capacidad del ejército que habían entrenado para contener el avance del Talibán. Más importante aún, si hubieran recordado la cadena de fracasos que en materia militar Estados Unidos viene experimentando desde la guerra de Corea y, en particular, el costo que tuvo para el pueblo americano la humillante salida de Vietnam.
Pues bien, la salida terminó siendo algo parecido por el caos registrado con las aterradoras imágenes de la gente pretendiendo colgarse de los aviones que despegaban y la ausencia de planeación, no solo para sacar a sus nacionales sino de todos aquellos afganos que creyeron en ellos y hoy desesperados tratan de viajar a un país que no sabe cómo enfrentar esa avalancha de gente. Han tenido que pedir ayuda a pretendidos ‘aliados especiales’, como Colombia, para recibir temporalmente algunos de estos refugiados para que, supuestamente, les den posteriormente un ingreso ordenado a Estados Unidos.
A estas alturas no se sabe en qué va a terminar esa desbandada de americanos, aliados y afganos pero lo que sí queda claro es la necesidad que tienen en ese país de reflexionar a profundidad sobre lo que les viene pasando y los cambios que requieren. Obviamente en parte esto refleja temas de fondo producto de una sociedad dividida, pero hay temas como los de la inteligencia que deben proceder de inmediato a replantear.
Aunque esto es el resultado acumulado de todas las últimas administraciones el damnificado será Biden y su esfuerzo por superar el oscuro paso de Trump.
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