Last year will go down in history as the year in which a pandemic was defeated and old international conflicts were revived.
At the end of last year, the international situation was turbulent. Although the year started on an optimistic note after overcoming the Covid-19 pandemic, that was quickly overshadowed by the Russia-Ukraine war, increasing tensions between China and Taiwan, North Korea’s nuclear tests, a new wave of migrations and a global economic crisis.
Russia’s invasion of Ukraine on Feb. 24 of last year started a devastating war, with 7 million refugees; almost 7 million internally displaced persons; hundreds of thousands of civilian deaths, among them hundreds of children; thousands of houses, other buildings, hospitals, bridges and other infrastructure destroyed; and millions of dollars of losses in agricultural production, which has unleashed a worldwide food crisis. Ukraine is paying a very high price for the legitimate defense of its sovereignty and territorial integrity in the face of Russian expansionist ambitions.
This war has set Russia in opposition not only to Ukraine, but also to a Western bloc led by the United States and the European Union that has imposed harsh economic sanctions on Russia. Some experts claim that old tensions from the Cold War are back in play on the international chessboard. On one side, we have Russia threatening the West with nuclear war; on the other, a North Atlantic Treaty Organization that has succeeded in recovering the preeminence it lost with the end of the Cold War. If Russia’s excuse for invading Ukraine was the possibility that it might join NATO, it has produced the opposite effect. Countries that had previously maintained a neutral position, such as Finland and Sweden, are now showing their willingness to become part of NATO.
The conventional war developing in the heart of Europe is not the only thing affecting global security. One of the most significant crises between China and Taiwan in recent years was triggered at the start of August, after the visit to Taiwan by speaker of the U.S. House of Representatives Nancy Pelosi. China mobilized dozens of fighter planes and warships to send toward the Taiwan Strait, and in addition launched numerous missiles. This conflict, which has been going on for 70 years, appears to be getting increasingly tense.
On Dec. 26, Taiwan denounced the presence of 71 Chinese fighter planes in its air defense zone and some five Chinese Army warships close to its territorial sea. This happened after the U.S. Congress on Dec. 23 approved the National Defense Authorization Act for fiscal year 2023. The act proposes military aid of $10 billion for Taiwan, which China has interpreted as interference in its internal affairs.
The tensions don’t end there. North Korea under Kim Jong Un is disturbing. Last year, he launched more than 60 missiles, twice the number launched by his father and grandfather combined. In addition, he tested a very large intercontinental missile, capable of reaching any point on the planet. This increasingly defiant attitude has triggered tremendous strain and concern in South Korea and Japan.
In response to its neighbor’s provocations, South Korea proposed new sanctions and deployed fighter jets that fired air-to-ground missiles close to North Korean waters. In addition, on Dec. 16 Japan approved its biggest military budget since World War II, doubling its defense spending over the next four years.
There is no doubt that 2022 will go down in history as the year in which a pandemic was defeated and old international conflicts were revived. It could be said that we are entering a new era in the world order, where the increase in tensions among power blocs will establish the dynamics of the international political environment and its decision-making.
On one side are the United States and the European Union, aligned through NATO. On the other side are Russia and China, who are increasingly growing closer to unreliable countries such as North Korea and Iran. Given all this, we might be entering a new arms race where “Si vis pacem para bellum”* is the main premise.
*Editor's Note: If you want peace, prepare for war.
2022: un tenso escenario internacional
El 2022 pasará a la historia como el año en el que se superó una pandemia y en el que revivieron conflictos internacionales del pasado.
El 2022 deja un escenario internacional convulso. A pesar de que el año inició con vientos de optimismo por la superación de la pandemia del covid-19, pronto se vio opacado por la guerra de Rusia y Ucrania, la creciente tensión entre China y Taiwán, los ensayos nucleares de Corea del Norte, una nueva ola de migraciones y una crisis económica mundial.
La invasión de Rusia a Ucrania el 24 de febrero de este año dio inicio a una guerra devastadora con más de 7 millones de refugiados, casi siete millones de desplazados internos, cientos de miles de muertes de civiles, entre ellos cientos de niños, miles de casas, edificios, hospitales, puentes y demás infraestructura destruida, millones de dólares de pérdidas en producción agrícola que ha desatado una crisis alimentaria a nivel mundial. Es muy alto el precio que está pagando Ucrania por defender legítimamente su soberanía e integridad territorial ante una Rusia con ambiciones expansionistas.
Esta guerra ha enfrentado a Rusia no solo con Ucrania, sino con un bloque occidental liderado por Estados Unidos y la Unión Europea, que ha impuesto duras sanciones económicas a Rusia. Algunos expertos afirman que se ha vuelto a poner en el tablero internacional, las tensiones propias de la Guerra Fría. Por un lado, tenemos a una Rusia amenazando a Occidente con una guerra nuclear; por otro, a una Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) que ha logrado recuperar el protagonismo que perdió con el fin de la Guerra Fría. Si la excusa de Rusia para invadir Ucrania era la posibilidad de que esta hiciera parte de la Otan, ha generado el efecto contrario. Países que antes tenían una posición neutral como Finlandia y Suecia, ahora han mostrado su voluntad de hacer parte de la Alianza Atlántica.
La seguridad global no solo se ha visto afectada por la guerra convencional que se desarrolla en el corazón de Europa. A principios de agosto, con la visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, Nancy Pelosi, se desató una de las crisis más significativas en los últimos años entre China y Taiwán. China movilizó docenas de aviones de guerra y barcos al Estrecho de Taiwán, además del lanzamiento de numerosos misiles. Este conflicto que lleva más de 70 años, luego de la Guerra Civil China de 1949, parece tornarse cada vez más tenso.
El pasado 26 de diciembre, Taiwán denunció la presencia de 71 aviones de guerra chinos en su zona de defensa aérea y alrededor de cinco buques militares del ejército chino en cercanías a sus aguas. Estos hechos se dan luego de que el 23 de diciembre, el congreso de Estados Unidos aprobara la ley de Autorización de Defensa Nacional para el año fiscal 2023, en la que se proyecta una ayuda militar de 10.000 millones de dólares para Taiwán, lo que China ha interpretado como una injerencia en sus asuntos internos.
Las tensiones no paran allí. La inquietante Corea del Norte lanzó más de 60 misiles este año, un número que duplica los misiles lanzados por los gobiernos de su padre y su abuelo juntos. Además, ensayó con un misil intercontinental de gran magnitud con capacidad de impactar cualquier punto del planeta. Esta actitud cada vez más desafiante ha desatado una gran tensión y preocupación en Corea del Sur y Japón.
Corea del Sur respondió a las provocaciones de su vecino con una propuesta de nuevas sanciones y el despliegue de aviones de combates que dispararon misiles aire-tierra en cercanías a las aguas norcoreanas. Así mismo, el 16 de diciembre, Japón aprobó el mayor presupuesto militar desde la Segunda Guerra Mundial, duplicando así su gasto en defensa para los próximos cuatro años.
Sin lugar a dudas, el 2022 pasará a la historia como el año en el que se superó una pandemia y en el que revivieron conflictos internacionales del pasado. Es posible afirmar que estamos entrando en un nuevo período en el orden internacional, donde el incremento de tensiones entre bloques de potencias configurará las dinámicas del entorno internacional y su toma de decisiones.
Por un lado, Estados Unidos y la Unión Europea, alineados a través de la Otan; por otro, una Rusia y una China que se acercan cada vez más a Estados poco confiables como lo son Corea del Norte e Irán. Con todo lo anterior, podríamos estar entrando en una nueva carrera armamentista donde el Si vis pacem para bellum (si quieres la paz, prepara la guerra) parece ser la premisa.
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Contrary to what the American president never tires of implying, however, it is not Ukraine and its NATO partners but Putin alone who bears responsibility for this horrific war.