The prospect of an eventual second Donald Trump administration would have international repercussions. For Vladimir Putin, it would be a reason for rejoicing. For the governments of Western democracies, it would be a reason for concern. For Ukraine, it would be a catastrophe.
In 1835, in "Democracy in America," French aristocrat Alexis Comte de Tocqueville described for his compatriots the experiment in self-government that was developing in the 13 North American colonies that had fought a war of independence against the British crown. At that time, the United States was a predominantly agricultural country with a total population of less than 13 million. Their form of government contrasted with those prevalent among European monarchies.
The viability of the experiment that de Tocqueville described was tested a couple of decades later by the secession of a confederation of southern states that sought to preserve and extend the institution of slavery. It took a bitter civil war to eradicate slavery and to ensure that, in the sober prose of President Abraham Lincoln, “[G]overnment of the people, by the people, for the people, shall not perish from the earth.”
Westward expansion, immigration and economic dynamism helped the United States become a world power in the late 19th century. However, within a transformed international context, democracy in the United States has once again become a relevant issue.
President Joe Biden describes the international situation as the contrast between democracy and autocracy. At the same time, he is aware that this confrontation within the U.S. has taken on dramatic characteristics.
The effectiveness of the international defense of democracy is closely linked to the strength of the rule of law and its prospects at the national level. Currently, a majority of the Republican Party in the United States has stopped believing in liberal democracy, influenced by a former president who refuses to acknowledge that he lost the 2020 presidential election by a margin of 7 million votes.
That same former president aspires to obtain the presidential candidacy in 2024, with an agenda to ignore the Constitution, exercise power without restrictions and take revenge on his enemies. In terms of international politics, his eventual victory would likely involve the suspension of military and financial support to Ukraine, the withdrawal of the United States from NATO and the bombing of the drug cartels in Mexico.
As can be imagined, the prospect of an eventual second Donald Trump administration has international repercussions: For Vladimir Putin and other autocrats, it would be a source of joy. For the governments of Western democracies, it would be a cause for concern. For Ukraine, it would be a catastrophe.
"Democracy Awakening," a book written by history professor Heather Cox Richardson, an insightful analyst of current American politics, has just been published. She describes the historical conflict between the defenders of liberal democracy and its enemies. In the United States, that conflict is now existential.
La perspectiva de un eventual segundo gobierno de Donald Trump tiene repercusiones internacionales. Para Putin sería un factor de regocijo. Para los gobiernos de las democracias occidentales, una preocupación. Para Ucrania, una catástrofe.
En 1835 se publicó el libro De La Démocratie en Amérique , por medio del cual el aristócrata francés Alexis comte de Tocqueville describía para sus compatriotas el experimento en autogobierno que se estaba desarrollando en las trece colonias norteamericanas que habían librado una guerra de independencia contra la corona británica. En esa época, Estados Unidos era un país predominantemente agrícola, con una población total de menos de trece millones de habitantes. Su forma de gobierno contrastaba con la que prevalecía en las monarquías europeas.
La viabilidad del experimento que describió de Tocqueville fue puesta a prueba un par de décadas después por la secesión de una confederación de Estados del Sur que pretendían preservar y extender la institución de la esclavitud. Fue necesario afrontar una encarnizada guerra civil para erradicar la esclavitud y para asegurar que, en la sobria prosa del presidente Abraham Lincoln, ‘government of the people, by the people, for the people, shall not perish from the earth’.
La expansión hacia el Oeste, la inmigración y el dinamismo económico contribuyeron a que Estados Unidos se convirtiera en una potencia mundial a finales del siglo XIX. Sin embargo, en un contexto internacional transformado, la democracia en Estados Unidos se ha vuelto a convertir en un tema de actualidad.
El presidente Joe Biden describe la coyuntura internacional como la contraposición entre la democracia y la autocracia. Al mismo tiempo, es consciente que donde esa confrontación adquiere características dramáticas es al interior de los Estados Unidos.
La eficacia de la defensa internacional de la democracia está íntimamente ligada con la fortaleza del Estado de Derecho y sus perspectivas a nivel nacional.
En la actualidad, un sector mayoritario del partido Republicano en Estados Unidos ha dejado de creer en la democracia liberal, influenciado por un expresidente que se niega a reconocer que perdió la elección presidencial del 2020 por un margen de siete millones de votos. Ese mismo expresidente aspira a obtener la candidatura presidencial del año 2024, con el programa de hacer caso omiso de la Constitución para ejercer el poder sin restricciones y vengarse de sus enemigos. En materia de política internacional, su eventual triunfo implicaría suspender el apoyo militar y financiero a Ucrania, retirar a Estados Unidos de la OTAN y bombardear los carteles de la droga en México.
Como puede suponerse, la perspectiva de un eventual segundo gobierno de Donald Trump tiene repercusiones internacionales. Para Vladimir Putin y demás autócratas, sería un factor de regocijo. Para los gobiernos de las democracias occidentales es un motivo de preocupación. Para Ucrania, sería una catástrofe.
Se acaba de publicar el libro Democracy Awakening de la profesora de historia Heather Cox Richardson, una perspicaz analista de la actualidad política estadounidense. Ella describe el conflicto histórico entre los defensores de la democracia liberal y sus enemigos. En Estados Unidos, ese conflicto es ahora existencial.
This post appeared on the front page as a direct link to the original article with the above link
.