La revista Fortune publica cada año la lista de las 500 mayores empresas de Estados Unidos. Los ejecutivos y grandes empresarios norteamericanos acuden al kiosco cada mes para buscarse en las páginas del magazine dedicado al mundo de las finanzas. Los números son más importantes que las personas. Si crecen los beneficios de tu empresa, si vendes más, produces más, aumentan tus activos, tienes más posibilidades de salir en la lista de Fortune. Da igual como trates a tus trabajadores, da igual a cuántos has despedido, da igual que no pagues las horas extras o que tengas a la gente siempre con la amenaza de ponerles a la calle, da igual que no respetes los derechos de los consumidores o que produzcas en Méjico para aprovecharte de la falta de legislación laboral y social. Lo importante es ganar más, si tus números son más grandes que los de la competencia sales en la lista de Foturne.
Los editores de la revista (dueños de un emporio mediático que va de la CNN, varias cadenas de televisión, la Warner Bros y revistas como People o Time) encargaron la portada del mes de mayo al conocido dibujante Cris Ware, autor del comic publicado con formato de novela “Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo”. Ware dibujó una portada que pretendía ser el retrato profundo de la crisis económica de Estados Unidos, una auténtica fotografía de sus protagonistas, de los causantes y de las víctimas de esa crisis.
El número 500 lo forman tres inmensos rascacielos situados sobre el mapa de Estados Unidos. En la azotea unos ejecutivos bailan y beben, están de fiesta mientras unos helicópteros rescatan dinero de la Reserva Federal, los millones de dólares servirán para rescatar a los bancos que se hunden por los excesos de esos financieros que bailan. En el retrato de Ware no falta la imagen de viviendas desahuciadas, unos terrenos donde se cultivan activos tóxicos, y una oficina de pagos por anticipado que lleva el nombre de Milton Friedman uno de los ideólogos del neoliberalismo. El dibujante de cómic sale de las fronteras de su país y tras las alambradas se ve el territorio de México con una “fábrica de explotación”, así pone el cartel sobre las instalaciones de la que podría ser una de las muchas compañías norteamericanas que se instalan en el país vecino para poder explotar “legalmente” a sus trabajadores. Tampoco se olvida Chris Ware de los presos de Guantánamo.
Al final Ware entregó a los editores de Fortune un crudo retrato del capitalismo del siglo XXI, de la crisis que es vivida como una fiesta por sus autores y que produce más sufrimiento en sus víctimas. Un retrato que iba a sentar muy mal a los lectores habituales de la revista norteamericana. Por eso llegó la censura y mandó a parar. El autor de “Jimmy Corrigan, el chico más listo del mundo”, se pasó de listo. Su dibujo no será la portada de la edición de mayo de Fortune. La portada será la imagen de tres lingotes de oro que representan el número 500, no aparecen ejecutivos de fiesta, ni explotados, ni desahuciados, ni expolio del dinero público para salvar los excesos de los financieros. Le atribuyen la autoría de la nueva portada al ilustrador Daniel Pelavin, pero ese número 500 glamuroso y color oro lo podría hacer un niño de 2 años apretando las teclas de un ordenador.
Lo ocurrido con la portada de Fortune es un retrato perfecto de lo que está pasando en todo el mundo. La mayoría de los medios nos están contando la crisis con la versión de los editores de Fortune: unos números sin rostro humano, sin culpables, sin víctimas. En medio del caos nos dicen que debemos seguir trabajando o sufriendo el desempleo desde la resignación, nuestro objetivo debe ser volver a conseguir los lingotes de oro. Debemos volver a la senda del crecimiento económico y para ello “hay que aprobar medidas que no son populares”. Es la frase más repetida por la derecha económica y política. Se la escuchamos a Gerardo Díaz Ferrán, a Mariano Rajoy, a Paulino Rivero, a José Manuel Soria… Los ministros de Zapatero se presentan como la cara buena con el discurso de “no recortaremos los derechos sociales”, mientras otros altos cargos como el gobernador del banco de España respalda una reforma laboral o el ministro de Trabajo recomienda que busquemos un plan de pensiones privado.
Los mismos medios que nos hablan de la censura del dibujo de Chris Ware defienden en sus editoriales las tesis de los editores de Fortune. Recordemos el escándalo que se montó por la decisión de algunos periódicos europeos de censurar unas viñetas de humor donde aparecía la caricatura de Mahoma. Los editores tenían miedo de ser víctimas de ataques islamistas. La revista Fortune acaba de censurar una viñeta donde se hace una caricatura del capitalismo, un retrato crudo de la crisis. Esta vez los fundamentalistas son los propios editores de Fortune, que se parecen mucho a los islamistas, unos rechazan que se publique un retrato del capitalismo y otros impiden que veamos las viñetas de Mahoma. Todos los fundamentalistas son iguales, no soportan que desnudemos a sus dioses.
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