Flies in the US

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Moscas en EE.UU.

El presidente Trump ha firmado sendas órdenes ejecutivas contra las aplicaciones chinas TikTok y WeChat argumentando razones de seguridad nacional. Les da 45 días de plazo para dejar de operar en EE.UU. Con 800 millones de usuarios en todo el mundo –100 en EE.UU.–, TikTok es la red social con más crecimiento entre el segmento de 14 a 25 años. WeChat, poco conocida fuera de China, tiene 1.200 millones de usuarios y es una über-aplicación donde hacer cursos, pedir hora al médico, comprar una casa, pagar en cualquier mercado e incluso hacer caridad escaneando el código QR del mendigo. En China no se puede vivir sin ella.

La decisión llega después de una escalada de tensión que se remonta a 1997, cuando China construyó el Gran Cortafuegos, un entramado legal y tecnológico para bloquear toda información del exterior. Servicios como Google, Facebook, Twitter y YouTube son inaccesibles. El paroxismo llega al punto de que TikTok tampoco es accesible desde China: se llama Douyin y es otra red social a todos los efectos para evitar que sus ciudadanos tengan acceso a vídeos de fuera. Al Gran Cortafuegos le siguió la copia masiva de webs estadounidenses sin ningún miramiento ni amparo legal para hacerle frente. La primera copia china de Facebook era un calco píxel a píxel del original, incluido el “Creado por Mark Zuckerberg” del pie. Hoy, Youku, el clon de YouTube, Baidu, el de Google y Weibo, el de Twitter, superan en algunos aspectos en funcionalidades a los originales.

Trump estaba decidido a prohibir las dos apps sin más discusión, pero sus asesores lo convencieron de darles cierto margen de maniobra. La incertidumbre que generaría un apagón de TikTok y el impacto en los 15 millones de nuevos votantes jóvenes que en las últimas aún no podían votar es un riesgo demasiado grande. La solución ha sido dejar la puerta abierta 45 días para que sus operaciones en EE.UU. pasen a manos de empresas estadounidenses. Entre las que negocian para quedarse TikTok EE.UU. están Microsoft y Twitter.

Todo esto ocurre en año electoral. Trump ha perdido muchas cartas para aspirar a la reelección con su pésima gestión de la Covid-19 –es el primer país de la OCDE en casos por millón– y con las previsiones de recesión económica en el tercer trimestre que Goldman Sachs estima en el 24% (en comparación, la de 2008 fue del 8,4). La única carta que le queda es la del control de la información.Trump conoce muy bien del poder de las redes sociales a la hora de cambiar la intención de voto o de desmotivar al rival y no puede permitir que quien influya en los votantes más jóvenes sea una red social, según él, controlada por el Partido Comunista Chino.

A principios de los 80, Deng Xiaoping transformó la economía china convirtiéndola en una “economía socialista de mercado”, superando así la Revolución Cultural de Mao. Su frase “Si abres la ventana, entra aire fresco pero también las moscas” es la que inspiró su Gran Cortafuegos. Que no lo haya leído Trump en Twitter.

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