Una guerra definitiva entre Putin y Biden
Sesenta y seis días después, la disputa ya no es por Kiev sino por el futuro de Washington y Moscú.
La invasión de Rusia sobre Ucrania está a punto de cruzar el punto de no retorno de una confrontación entre dos naciones con capacidad para destruir el mundo. Es así porque la sobrevivencia política de Vladímir Putin y Joe Biden depende ahora de la derrota definitiva del contrario.
Este fin de semana, Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos y aliada política, entre las más importantes de Joe Biden, visitó al presidente Volodímir Zelenski en la capital ucraniana.
Ahí envió un mensaje preciso: “estaremos aquí hasta la victoria (…), nuestro compromiso es estar (…) hasta que termine la pelea”.
Pelosi habría asegurado a Zelenski la provisión del armamento necesario para que ese triunfo realmente ocurra. Ella llevó la voz de la Casa Blanca, cuyo habitante ha decidido encadenar su futuro político, y también el de su partido, a los resultados que se obtengan en esta guerra.
La situación en Moscú es muy similar. Ante el avance tortuoso de las tropas rusas, la “operación especial” concebida desde el Kremlin como una intervención quirúrgica, se ha convertido en una guerra de proporciones totales cuyo desenlace determinará si Putin mantiene el control político de Rusia.
Así, mientras el presidente ruso llama a una movilización masiva y el estadunidense procede a apoyar a fondo la victoria ucraniana, ambos se aproximan a cruzar las líneas del umbral más peligroso.
El problema es que, si Biden o Putin no proceden de esa forma, el pronóstico político de los dos, al frente de sus respectivos gobiernos, será visitado por el fracaso.
La victoria a la que se refiere Pelosi debe ocurrir antes del 8 de noviembre, o de lo contrario los demócratas pagarán caro en las elecciones intermedias de este año. Parecido sucede en Rusia: si la guerra de Putin no ha concluido antes de que termine 2022, se extinguirá irremediablemente el mandato del líder ruso.
Zoom: a partir de ahora quien gane para sí la capital ucraniana logrará conservar su puesto, sea en Moscú o en Washington. Lo grave es que solo uno de los dos, Biden o Putin, sobrevivirá en el intento.
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