The political impact of social media is beyond doubt. But whether it will come from new or existing technologies remains to be seen.
In a way, the candidacy announcement by Ron DeSantis, the Florida governor who aims to be the Republican presidential nominee and possibly the president, provided an indication of the future to come, in spite of all the odds.
Not that DeSantis has an assured path to his party’s presidential nomination, despite a campaign fund that has already reached $200 million. In fact, with all the resources supporting him, his chances of success seem, at the very least, limited by the strength of former President Donald Trump, who has become not only his competitor but also an enemy “to the death.”
The interesting, even important, point is that he chose to use Twitter as the platform for his announcement in what is seen as a demonstration of the potential of social media and the new role it is playing in society.
It is true that the launch suffered problems. According to the company, about 500,000 people linked in at one point, and the platform faced difficulties, even crashing.
But in the end, the hour-long dialogue with entrepreneurs Elon Musk, owner of Twitter and the Tesla car company, and David Saks played out, and DeSantis managed to make his announcement.
Still, much of the political press and the Florida governor’s perceived opponents focused on Twitter’s technical problems. After all, DeSantis prides himself on being an efficient politician, and social media is presented as an alternative to traditional media, be it print, radio or television.
Fox Broadcasting Company, until now the leading face of conservative media in the U.S., featured its own interview with DeSantis on Wednesday night and announced it on Twitter, with the promise that “Fox is not going down.”*
It is also a clash between old and new media and the entrepreneurs: Fox is owned by billionaire Rupert Murdoch, a nonagenarian who owns an empire that includes newspapers in Australia, Britain and the U.S. Meanwhile, Twitter was acquired in October by Musk, an entrepreneur described as audacious, who launched the electric car company Tesla, a space adventure.
His aim is to turn Twitter into more than just a 240-character platform, and soon it will be able — or so he says — to be used for voice and video calls. And apparently more: Despite its problems, the conversation with DeSantis lasted an hour.
As of March of this year, Twitter had just over 396 million users worldwide, including 73 million in the U.S. (and 12 million in Mexico). Musk hopes to reach more than 930 million by 2030 and eventually turn it into a platform that can be used for entertainment, messaging, sending money or consuming news.
The political impact of social media is beyond doubt. But whether it will come from new or existing technologies remains to be seen.
*Editor’s note: Although accurately translated, this quoted passage could not be independently verified.
El impacto político de las redes sociales está fuera de toda duda. Si serán las que conocemos o serán otras en formas que no sabemos, está por verse
WASHINGTON. En cierta forma, el anuncio de postulación hecho el miércoles por Ron DeSantis, el gobernador de Florida que aspira a ser candidato presidencial republicano y quizá Presidente, fue también una señal del futuro que viene, a pesar de todos los pesares.
No es que DeSantis tenga asegurado el camino a la candidatura presidencial de su partido, a pesar de un fondo de campaña que ya alcanza los 200 millones de dólares. De hecho, con todo y los recursos que lo apoyan, sus posibilidades de éxito parecen, como mínimo, limitadas por la fuerza del expresidente Donald Trump, convertido no sólo en su competidor sino en un enemigo “a muerte”.
El punto interesante, importante incluso, es que haya escogido usar Twitter como plataforma para el anuncio, en lo que se ve como una demostración del potencial de las redes sociales y el nuevo papel que juegan en la sociedad.
Es cierto que el lanzamiento sufrió problemas. Según la empresa, cerca de 500 mil personas se enlazaron en un momento dado y la plataforma enfrentó dificultades, incluso se "cayó".
Pero al final, el diálogo de una hora con los empresarios Elon Musk, dueño de Twitter y la compañía automotriz Tesla, y David Saks, se desarrolló y DeSantis hizo su anuncio.
Con todo, mucho de la prensa política y los presuntos adversarios del gobernador de Florida se enfocaron en los problemas técnicos de Twitter. Después de todo, DeSantis se precia de ser un político eficiente y las redes sociales se presentan como una alternativa a los medios tradicionales, sean prensa escrita, radio o televisión.
La cadena Fox, hasta ahora el principal rostro de los medios conservadores en Estados Unidos, presentó su propia entrevista con DeSantis la noche del miércoles y lo anunció en Twitter con la promesa de que “Fox no se cae”.
Es también un choque entre viejos y nuevos medios, y empresarios: Fox pertenece al multimillonario Rupert Murdoch, un nonagenario dueño de un imperio que incluye diarios en Australia, Gran Bretaña y EU; Twitter fue adquirido en octubre por Musk, un empresario calificado como audaz, que lanzó la empresa de autos eléctricos Tesla, una aventura espacial.
Su pretensión es convertir a Twitter en algo más que una simple plataforma de 240 caracteres y pronto podrá, o eso dice, usarse para llamadas de voz y video. Y al parecer más: con todo y sus problemas, la conversación con DeSantis duró una hora.
Para marzo de este año, Twitter tenía poco más de 396 millones de usuarios en todo el mundo, incluso 73 millones en Estados Unidos (y 12 millones en México). Musk espera llegar a más de 930 millones en 2030, y eventualmente convertirla en una plataforma que sirva lo mismo para entretenimiento que para mensajes, para enviar dinero o para consumo de noticias.
El impacto político de las redes sociales está fuera de toda duda. Si serán las que conocemos o serán otras en formas que no sabemos, está por verse.
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