Last April, while in Trinidad and Tobago, Barack Obama said he was trying “to launch a new chapter of engagement” and establish an “equal partnership” with Latin America. His commitment to the far right was already clear. The announcement was revealed as a demagogic statement — hollow words emerged with the need to talk about change.
Today, nine months after Obama’s declaration at the opening of the Fifth Summit of the Americas, impositions continue to set the relations between the United States and Latin America. Imperialistic arrogance does not stop, because the project of strengthening the hegemony of U.S. power is ongoing.
In policies toward Cuba, for example, there is less weight to be flexible on travel and remittances than the decision to keep economic criminal sanctions and financial programs for the counterrevolution.
The recent inclusion of Cuba in the list of countries as “sponsors of terrorism” is a sign of the imperialistic power searching for arguments to justify aggression.
Is this what Obama calls a dialogue among equals or mutual respect?
In evaluating U.S. policy toward Latin America during Obama’s first year in office, the U.S. not only keeps aggression against Cuba, it also legitimizes the coup d’état in Honduras and increases American military presence in Colombia and Panama, which constitutes a continuous threat against the constitutional government of Venezuela, in particular, and in general against the progressive governments of the area.
Can he qualify as a promoter of a dialogue among equals for a government that takes control of seven military bases in order to finish converting Colombia into a scene for designing and implementing aggressive operations and espionage? And for a government that has no qualms in using Panama’s territory and the military bases in Curacao and Aruba for the same purpose?
How can Obama claim that he respects Latin America, when he has collaborated with the far right in recognizing the electoral farce staged by the Honduran insurgents? On a June morning, bodyguards drove President Manuel Zelaya to the U.S. base at Soto Cano. Why has he not proposed a penalty on U.S. officials who sponsored the coup?
Obama has no qualms about picking up the inheritance of conspiracy against political change in Latin America. As the far right advises in its basic documents, it tries to always make natural resources in Latin America available to the United States. That means plundering, aggression and subjugation, even when the head of the infamous policy is the winner of the Nobel Peace Prize.
20 Enero 2010, 11:06 AM
¿Cómo dialoga Barack Obama?
Escrito por: Lilliam Oviedo (lilliamoviedo@yahoo.es)
En abril pasado, cuando Barack Obama dijo en Trinidad y Tobago que trataba de abrir “un nuevo capítulo de diálogo” con Latinoamérica, “de igual a igual”, ya era evidente su compromiso con la ultraderecha. El anuncio se revelaba como declaración demagógica, hueca palabrería surgida con la necesidad de hablar de cambio.
Hoy, 9 meses después del pronunciamiento de Obama en la inauguración de la V Cumbre de las Américas, la imposición sigue marcando las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. La prepotencia imperialista no cesa, porque sigue en marcha el proyecto de afianzar la hegemonía del poder estadounidense.
En la política hacia Cuba, por ejemplo, tiene menor peso la flexibilización en materia de viajes y envío de remesas que la decisión de mantener el criminal bloqueo económico y los programas de financiamiento a la contrarrevolución.
La reciente inclusión de Cuba en una lista de países “patrocinadores del terrorismo”, es una muestra de que el poder imperialista busca argumentos para legitimar la agresión.
¿A eso llama Obama diálogo de igual a igual o respeto mutuo?
En el balance de la política hacia América Latina durante el primer año de gestión de Obama, además del mantenimiento de la agresión contra Cuba, figura la legalización del golpe de Estado en Honduras y el aumento de la presencia militar yanqui en Colombia y Panamá, que constituye una amenaza permanente contra el Gobierno Constitucional de Venezuela en particular y, en general, contra los gobiernos progresistas del área.
¿Se puede calificar como promotor del diálogo de igual a igual un gobierno que se apropia de 7 bases militares para terminar de convertir a Colombia en escenario para el diseño y ejecución de operaciones de agresión y espionaje y no tiene reparos en usar para esos mismos fines el territorio de Panamá y las bases militares instaladas en Curazao y Aruba?
¿Cómo puede Obama proclamar que respeta a América Latina, cuando ha colaborado con la ultraderecha reconociendo la mascarada electoral montada por los golpistas hondureños y no ha propuesto sanción para los funcionarios estadounidenses que apadrinaron el golpe? En una madrugada de junio, los gorilas condujeron a la base estadounidense de Soto Cano al presidente Manuel Zelaya.
Obama no tiene reparo en recoger la herencia de conspiración contra el cambio político en América Latina. Como aconseja la ultraderecha en sus documentos básicos, pretende tener siempre a disposición de Estados Unidos los recursos naturales de América Latina. Eso implica saqueo, agresión y sometimiento... Aunque esté a la cabeza de esta política infame un Premio Nobel de la Paz...
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