Militarization and Security in the Spirit of the Times

Published in Milenio
(Mexico) on 29 September 2022
by Gibrán Ramírez Reyes (link to originallink to original)
Translated from by Patricia Simoni. Edited by Laurence Bouvard.
Militarization in Mexico was a consequence of a dialogue around security that was promoted by business elites, their newspaper and the partisan right. Andrés Manuel López Obrador and his then Secretary of Public Security Marcelo Ebrard Casaubón contributed to it — and that should not be forgotten.

In 2004, there was a march "for the rescue of Mexico," promoted by the Business Coordinating Council and organizations dedicated to the fight against kidnapping. One of its main targets, López Obrador, dismissed the march. AMLO called it a march of the elites, a class-based cause that demanded immediate strategies for security during a relatively peaceful period for the country. The first big media hype after that was the Safe Mexico Agreement announced by Vicente Fox in 2005.

Contrary to the numbers and a statement by the presidential spokesperson, the threat of a security crisis was promoted by the opposition; by the U.S. Embassy, represented by U.S. Ambassador to Mexico Tony Garza; and by civil organizations close to the business elite. "We will not allow Mexico to become Colombia," proclaimed business leaders to the National Action Party federal government. They requested the full force of the government — more than legal reform.

They naively expected that the operations would "wipe out the drug gangs," but instead got only "parades" and "checkpoints." Bullets and extermination were still not provided in the quantity they expected. And, from then on, the death count never left the pages of the newspapers. In the 2006 campaign, a militaristic tone appeared on both sides, influenced by pressures that also served the opposition in disqualifying Fox. The confluence of events had a history, rather than necessarily being the idea of the leader who stepped down in 2005.

Rudy Giuliani, the most successful promoter of the world's most conservative discourse on security, was sponsored by López Obrador, following encouragement by the current Secretary of Foreign Affairs Marcelo Luis Ebrard.

Former New York Mayor Giuliani debuted as a consultant in Mexico City. It was there where Giuliani, promoted by Ebrard, Carlos Slim and a group of businessmen headed by Moises Saba, signed a contract for $4.5 million to evaluate and prepare a proposal for an anti-crime policy. Giuliani was famous because as mayor, he quickly reduced the rate of crime in the city.

The proposal was not a concrete success. It resulted only in recommendations — such as repressing the informal economy, street vending and prostitution — that were supported by the media whose prejudices were in line with the proposals. The Civic Culture Law is perhaps the only remaining trace of any significance.

Giuliani's rhetoric and that of his police chief (a consultant before Giuliani), the Civic Culture Law and, currently, López Obrador, all extol good behavior.

Negotiations aimed at reducing conflict are not important. The important thing is good behavior. Criminals can behave well on election days, as well as those living in the ghetto.

It was William Bratton, the aforementioned police chief, who once stated that behaviors requiring “policing” were the cause of crime, rather than social issues.


La militarización en México fue consecuencia del discurso de securitización impulsado por las élites empresariales, su periódico y la derecha partidista. Tuvo su contribución, que no debe ser olvidada, López Obrador y su entonces secretario de seguridad pública, Marcelo Ebrard Casaubón. En 2004 se realizó la marcha “por el rescate de México”, promovida por el Consejo Coordinador Empresarial y organizaciones dedicadas al combate del secuestro. López Obrador desestimó la marcha, que encontraba en él uno de sus principales señalados. Con razón, AMLO la señaló como una marcha de pirrurris. Era un reclamo de clase en un momento relativamente pacífico para el país que requería estrategias de seguridad pública puntuales. El primer gran despliegue mediático después de eso fue el Acuerdo México Seguro que Vicente Fox anunció en el año 2005. En contra de lo que decían los números y la vocería de la presidencia de la República, la oposición, la embajada de los Estados Unidos en la voz de Tony Garza y las organizaciones de la sociedad civil cercanas a la cúpula empresarial impulsaron la impresión de una crisis de seguridad. “No permitiremos que México se convierta en Colombia”, le dijo la cúpula empresarial al gobierno federal panista y pidió, más que reformas legales, aplicar toda la fuerza del Estado. Esperaban, fantasiosamente, que los operativos “barrieran las bandas del narcotráfico” y a cambio obtuvieron solamente, según dijeron, “desfiles” y “retenes”. Las balas y el exterminio todavía no les eran concedidas en la cantidad que esperaban. Y, a partir de entonces, la cuenta de muertos ya no abandonó nunca las páginas de los diarios. En las campañas de 2006, influidas por esas presiones que además servían a la oposición para descalificar a Fox, el tono militarista aparecía por los dos flancos. La coincidencia venía de antes y no necesariamente fue idea del dirigente desaforado en 2005. López Obrador, después de que Marcelo Ebrard se lo propusiera, apadrinó desde 2002 al que sería, a la postre, el principal y más exitoso promotor del discurso más derechista sobre seguridad en el mundo: Rudolph Giuliani. Fue en la Ciudad de México donde, como exalcalde de New York, Giuliani se estrenó como consultor. Fue aquí donde, promovido por Marcelo Ebrard, Carlos Slim y un grupo de empresarios encabezado por Moisés Saba, firmó un contrato por 4.5 millones de dólares para hacer una evaluación y una propuesta de política contra la criminalidad. Giuliani fue famoso porque, en su gestión como alcalde de Nueva York, se dio una rápida reducción de la criminalidad. La propuesta no tuvo un éxito concreto. Solamente derivó en recomendaciones como reprimir la economía informal, el ambulantaje y la prostitución, que fueron apoyadas por medios de comunicación con cuyos prejuicios las propuestas coincidían. Quizá la Ley de Cultura Cívica es el principal rastro que quedó de las ideas que lo animan. Sintomáticamente, el discurso de Giuliani, de su jefe de policía (quien se hizo consultor antes de él), el de la ley de cultura cívica y el actual de López Obrador, enaltecen el buen comportamiento. Lo que vale no son los acuerdos que disminuyan los conflictos, lo importante es portarse bien. Pueden portarse bien los delincuentes en las jornadas electorales y pueden portarse bien los habitantes de los guetos. Para William Bratton –el ya mencionado policía-, “La causa del delito es el mal comportamiento de los individuos, no es la consecuencia de condiciones sociales”. https://www.milenio.com/opinion/gibran-ramirez-reyes/testificare/militarizacion-y-securitizacion-en-el-espiritu-de-los-tiempos
This post appeared on the front page as a direct link to the original article with the above link .

Hot this week

Russia: Political Analyst Reveals the Real Reason behind US Tariffs*

Mexico: The Trump Problem

Austria: Donald Trump Revives the Liberals in Canada

Venezuela: Vietnam: An Outlet for China

Taiwan: Making America Great Again and Taiwan’s Crucial Choice

Topics

Austria: Donald Trump Revives the Liberals in Canada

Germany: Absolute Arbitrariness

Israel: Trump’s National Security Adviser Forgot To Leave Personal Agenda at Home and Fell

Mexico: The Trump Problem

Taiwan: Making America Great Again and Taiwan’s Crucial Choice

Venezuela: Vietnam: An Outlet for China

Russia: Political Analyst Reveals the Real Reason behind US Tariffs*

Related Articles

Mexico: The Trump Problem

Afghanistan: Defeat? Strategic Withdrawal? Maneuver?

México: Is the ‘Honeymoon’ Over?

Malta: New Modelling Reveals Impact of Trump’s Tariffs – US Hit Hardest

Mexico: Immigrant Holocaust Reaches Cubans